Cuando un cachorro entra en el mundo virgen de experiencias, hay un rasgo de carácter importante que necesita desarrollar para enfrentarse al mundo.
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Y es la self-confidence.
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El paso que lo transformara de un pequeño cachorrito a un perro adulto y equilibrado.
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En el momento en que adoptas un cachorro debes de considerar que todo (¡es decir, CUALQUIER COSA!) para él es una novedad.
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A la edad de aproximadamente 2 meses, un cachorro pasa de ser extrovertido e imprudente a ser un poco más cauteloso.
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En esta etapa tiene un umbral de melodrama muy bajo, que sin embargo se ve contrarrestado por una muy alta resiliencia.
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Esto significa que es muy común ver a un pequeño perrito haciendo tonterías, como correr hacia un perro adulto mientras está comiendo (obviamente recibiendo una buena reprimenda) y luego salir huyendo rapidísimo, lloriqueando como si fuera perseguido por un tigre.
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Pero si esperas menos de un minuto, el mismo cachorro en pánico se da una buena sacudida y se aleja como si nada hubiera pasado.
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Ahora, si este cachorro crece en medio de una manada de perros en estado salvaje, todos los adultos que lo rodean saben perfectamente que la mejor cosa que hay que hacer es: ABSOLUTAMENTE NADA.
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Cuanto menos hagas, mejor será.
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Porque esta es la forma natural en que un cachorro APRENDE y CRECE.
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Pero, dado que los cachorros pasan esta fase sensible de sus vidas en medio de una familia humana, el porcentaje de perros inseguros, fóbicos y ansiosos se disparó.
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¿Como es posible?
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La causa de estos resultados radica en el enorme sentido de protección que un cachorro desata dentro de una persona en promedio.
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Un padre humano en comparación con una madre canina siempre siente la necesidad de intervenir.
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Y solo hay dos formas de hacerlo:
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- O lo obligas de buena fe a afrontar lo que teme
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- O lo "salvas" llevándolo lejos del problema
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En el primer caso anticipas las etapas y le pones presión encima sin esperar a que él solito se prepare para afrontar la situación o incluso que decida no hacerlo.
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En el segundo escenario le haces pensar que tiene todas las razones para sentirse aterrorizado y evitas un final feliz.
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Claramente, si tu casa está en llamas y el peligro es real tienes la obligación de salvar a tu cachorro, pero por todo lo demás, y enserio me refiero a TODO LO DEMÁS:
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Nuevos objetos ruidosos, niños corriendo, un perro demasiado impetuoso, coches, electrodomésticos, una bolsa de plástico arrastrada por el viento, etc. etc.
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Lo mejor que puedes hacer es mantener la calma para demostrarle que no hay nada que temer, pero sin protegerlo, consolarlo, salvarlo y todas esas cosas que una madre en la naturaleza NUNCA HACE.
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Puedes usar una voz cariñosa para decirle que todo está bien o acercarte para ofrecerle apoyo emocional con tu energía calma y acogedora.
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Pero está prohibida cualquier reacción exagerada.
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Al tener experiencias que inicialmente parecían imposibles le permitirá aumentar su autoestima y convertirse en un perro con alta confianza en sí mismo.
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Recuerda: cuanto menos intervengas con aprensión en los primeros meses de su vida, mejor es.
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Esto es ser una buena guía para un cachorro.
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Piénsalo!
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Paula - Dog Coach, Autora, Etologa